terça-feira, outubro 26, 2010

Garage Picasso: La crítica de arte como poesía

27 Septiembre, 2010 - 18:50

Edward Hopper es el autor de una de las obras más melancólicas del siglo XX.

Pintada en 1942, “Nighthawks” (o “Aves nocturnas”, como se le conoce en español) es la vista de una cafetería como las hay en cualquier ciudad de Estados Unidos. Mientras la noche cae sobre ella, la luz que irradia por su enorme ventanal se asemeja a un oasis.

La pintura, como todas las de su autor, puede leerse como un testimonio social de Estados Unidos en la era de su industrialización, el nacimiento de las grandes metrópolis, el advenimiento de la soledad urbana. Puede verse también como uno de los primeros acercamientos pictóricos al hiperrealismo y como el regreso del arte moderno (ya en proceso de volverse contemporáneo) a la narración.

O puede verse, como lo hace el poeta Mark Strand en su magnífico pequeño libro Hopper, como la creación de un espacio único que gracias a estrategias puramente pictóricas, visuales (no narrativas ni sociales) en el que quien mira puede entregarse a sin más a la melancolía.

Strand toma el camino más sencillo para hacer la complicadísima tarea de separar la obra de su contexto histórico. Cuadro por cuadro, sin orden cronológico ni técnico, de una manera muy intuitiva, Strand nos lleva por la obra de Hopper. Hay sutilezas geométricas en las figuras, cierta elección de colores, cierta universalidad de lo que nos dice cada cuadro. Strand nos hace notar cada detalle con una gran eficiencia, como podría esperarse de un poeta. En 100 páginas desmenuza prácticamente todas las obras conocidas de Hopper, no hay desperdicio.

De “Nighthawks” dice Strand: “Mirándolo nos quedamos suspendidos entre dos imperativos contradictorios: uno gobernado por el trapecio (que está la centro del cuadro), que nos apremia a seguir adelante, y el otro, dominado por la imagen de una cafetería en medio de la noche, un lugar seguro e iluminado en el que queremos permanecer”. De ahí, dice, la gran melancolía de la obra: debemos dejarla aunque nos invite a quedarnos. Es Hopper, para Strand, un filósofo del viaje. Cada escena retratada es una imagen que miramos al pasar, en la que no podemos intervenir aunque despierte nuestra curiosidad. “No podemos más que observar esos momentos privilegiados desde una respetuosa distancia”.

Hopper de Mark Strand es un libro imprescindible. Está disponible en español, con una muy buena traducción del crítico Juan Antonio Montiel, en el catálogo de editorial Lumen.

CREDITO:  Concepción Moreno/El Economista

FONTE: El Economista.com.mx

http://eleconomista.com.mx/

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