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2 Abril 2008
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"Espejos", de Eduardo Galeano: ... Y la Historia se hizo poesía
No sé por qué, pero siempre me han interesado los libros que juegan a confundir los géneros, a borrar las fronteras que separan la novela del ensayo, la poesía de la prosa, lo vivido de lo imaginado...
Por eso adoro las historias que cuenta Enrique Vila-Matas -Bartleby y compañía por encima de todas-; por eso la palabra diario en un título ejerce sobre mí un poder de fascinación enorme -si son reflejo de un estado febril y de autodestrucción, mejor: me encantan Pavese y Gombrowicz-; por eso me encanta no saber si lo que acabo de leer era ensoñación, información, divagación o fabulación.
Y, por eso, obviamente Eduardo Galeano es uno de mis autores de cabecera. Lo es desde que leí El siglo del viento, crónica de la desventura latinoamericana del siglo XX, y sigue siéndolo después de haber devorado su última obra: Espejos.
Espejos es un viaje a través de la Historia de la humanidad de la mano de uno de sus mejores cronistas -qué mas da que no sea historiador...- y de uno de los ciudadanos más combativos con el statu quo. No hay entrada en esta particular enciclopedia que no haya templado el autor como si fuera un instrumento, que no haya condensado hasta sus fundamentos últimos como si de néctar se tratara...
Por eso adoro las historias que cuenta Enrique Vila-Matas -Bartleby y compañía por encima de todas-; por eso la palabra diario en un título ejerce sobre mí un poder de fascinación enorme -si son reflejo de un estado febril y de autodestrucción, mejor: me encantan Pavese y Gombrowicz-; por eso me encanta no saber si lo que acabo de leer era ensoñación, información, divagación o fabulación.
Y, por eso, obviamente Eduardo Galeano es uno de mis autores de cabecera. Lo es desde que leí El siglo del viento, crónica de la desventura latinoamericana del siglo XX, y sigue siéndolo después de haber devorado su última obra: Espejos.
Espejos es un viaje a través de la Historia de la humanidad de la mano de uno de sus mejores cronistas -qué mas da que no sea historiador...- y de uno de los ciudadanos más combativos con el statu quo. No hay entrada en esta particular enciclopedia que no haya templado el autor como si fuera un instrumento, que no haya condensado hasta sus fundamentos últimos como si de néctar se tratara...
Así, Vermeer es descrito con estas líneas:
Vermeer, cronista de la trivialidad, no pintó más que su casa y algo del vecindario. Siempre lo mismo, nunca lo mismo: en esa casera rutina, él supo descubrir, como Rembrandt, los soles que el oscuro cielo del norte le negaba. En sus cuadros, no hay jerarquías. Nada ni nadie es más ni menos luminoso. La luz del universo vibra, secretamente, (...) en un gastado tapiz tanto como en la cara no usada de esa muchacha que te mira.
¿Es posible resumir en menos palabras, con más sutileza, con tanta precisión y gusto por el detalle el espíritu de un artista como Vermeer? Pues lo mismo ocurre con las centenares de pequeñas poesías narrativas en la que el dato se hace carne, y la Historia poesía...
La de Galeano es una mirada de izquierdas, no hace falta decirlo. Especial atención dedica al proceso de emancipación latinoamericano, fuente de muchos de los males actuales. Bolivia, ese país tan cerca del cielo y tan lejos de Dios en el que hace poco Bechtel -una multinacional norteamericana- quiso privatizar el agua de la lluvia y a punto estuvo de lograrlo, fue automutilada por sus propios dirigentes en el siglo XIX; Haití, el paria del continente por su lucha anti-esclavista, sigue siendo el vagón de cola del continente; Paraguay, cuya economía ahogó Inglaterra ante la amenaza de unos dirigentes proteccionistas, no levanta cabeza aún hoy...
Espejos es una historia melancólica, bella y más que necesaria... Imprescindible.
David Cacho
dcacho@informativost5.com
Vermeer, cronista de la trivialidad, no pintó más que su casa y algo del vecindario. Siempre lo mismo, nunca lo mismo: en esa casera rutina, él supo descubrir, como Rembrandt, los soles que el oscuro cielo del norte le negaba. En sus cuadros, no hay jerarquías. Nada ni nadie es más ni menos luminoso. La luz del universo vibra, secretamente, (...) en un gastado tapiz tanto como en la cara no usada de esa muchacha que te mira.
¿Es posible resumir en menos palabras, con más sutileza, con tanta precisión y gusto por el detalle el espíritu de un artista como Vermeer? Pues lo mismo ocurre con las centenares de pequeñas poesías narrativas en la que el dato se hace carne, y la Historia poesía...
La de Galeano es una mirada de izquierdas, no hace falta decirlo. Especial atención dedica al proceso de emancipación latinoamericano, fuente de muchos de los males actuales. Bolivia, ese país tan cerca del cielo y tan lejos de Dios en el que hace poco Bechtel -una multinacional norteamericana- quiso privatizar el agua de la lluvia y a punto estuvo de lograrlo, fue automutilada por sus propios dirigentes en el siglo XIX; Haití, el paria del continente por su lucha anti-esclavista, sigue siendo el vagón de cola del continente; Paraguay, cuya economía ahogó Inglaterra ante la amenaza de unos dirigentes proteccionistas, no levanta cabeza aún hoy...
Espejos es una historia melancólica, bella y más que necesaria... Imprescindible.
David Cacho
dcacho@informativost5.com
FONTE (photo include): TeleCinco - Spain
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