Por: Mercedes Santos Moray
31 de Enero, 2008
Cubarte).- Dentro de las propuestas editoriales que trae la delegación gallega a la XVII Feria Internacional del Libro, con el auspicio de la Consejería de Cultura de la Xunta, esta una representativa Antología de la Poesía de esa comunidad, de carácter bilingüe, (gallego/castellano) que permitirá al público cubano aproximarse a la lírica de esa nacionalidad, cuyos orígenes se remontan a aquellos hermosos versos de la poesía galaico-portuguesa del Medioevo.
Sin embargo, quiero subrayar algunos elementos, que particularizan esta expresión literaria en Galicia, y hacer particular énfasis no en el pasado, ni en el ayer, sino en el presente y en sus antecedentes en el siglo XX, vinculados históricamente a la propia transformación de la sociedad en ese estado multinacional que hoy es España.
Como lo afirman los críticos, en el discurso poético gallego se manifiestan, en síntesis, los elementos y situaciones que han caracterizado a ese pueblo, de orígenes celtas, dentro del conjunto supranacional de la península, desde tiempos muy remotos, y que hoy los más jóvenes poetas transforman desde otra perspectiva en su diálogo con la vida y con la lengua materna.
Durante varios siglos, y especialmente, tras la derrota de la república, como resultado de la guerra civil que, en el 2009 cumplirá ya siete décadas, Galicia como otras comunidades y pueblos peninsulares sufren con particular ferocidad los cánones y dogmas impuestos por el franquismo, particularmente represivo con idiomas como el catalán, el euskera y el gallego, cuyo estudio deberá ser autodidacta, en el medio familiar, ya que no serán lenguas “normalizadas” en la enseñanza ni en los medios de comunicación ni en el concierto oficial del status social.
Así, se produce el conflicto entre el gallego y el castellano, lo que repercute en todos los escritores y, especialmente, en los poetas, en el siglo XX, quienes tendrán no sólo en cuanto a periodización de su discurso, sino como referente histórico y vital, momentos claves que van desde (1936-1939) los tres años de la guerra civil, hasta que con la muerte de Franco, (1975), se inicia el proceso de desaparición del franquismo y la construcción de la sociedad y el estado contemporáneo, regido por una monarquía constitucional, hasta que se alcanza el estatuto que reconoce, en 1978, la Autonomía y se crea el gobierno de la comunidad, lo que conlleva a, en 1983, “la Ley de Normalización Lingüística que, entre otras cosas, regula la enseñanza del gallego desde la infancia” y que también incidirá y determinará el registro lírico en las más jóvenes generaciones de poetas y escritores.
Si en la preguerra la lírica continúa las líneas temáticas del siglo XIX, centuria que tuvo su figura emblemática en la poetisa Rosalía de Castro*, y comienzan a expresarse tímidas innovaciones de la vanguardia, en la postguerra, en medio del silencio impuesto a las lenguas nacionales, y que en el caso del gallego llegará hasta 1947 cuando se publica, en ese idioma, el primer poemario de la postguerra, los temas más recurrentes tendrán un fuerte acento existencial en correspondencia con la realidad.
Ya en la década de los años 70, con el proceso del postfranquismo que define los cambios conductuales y sociales, desde el individuo a la colectividad, en el proceso de la democracia, se expresará una nueva poética, la de aquellos jóvenes que vivieron también momentos de crisis y las emigraciones hacia Europa, con el despegue de los 60, los inicios de la lucha política y sindical clandestina, en medio de la dictadura, y la batalla contra la censura, serán los autores a los que en la historia de las letras gallegas se considera como “Xeración das Festas Minervais” y recoge a los nacidos entre 1930-1940), a quienes, según los filólogos “ se debe la modernización de la prosa en la “Nova Narrativa Galega” (creada a imagen del “Nouveau Roman” francés) y la introducción del existencialismo en la poesía a través de la, significativamente llamada, “Escola da Tebra” (Escuela de la Tiniebla). Son ellos también los que potencian la poesía social como tendencia hegemónica en las décadas de los sesenta y setenta, un estilo poético que hace girar alrededor del mensaje directo, y en ocasiones panfletario, lo más esencial del poema quedando así supeditada la forma a la inteligibilidad del texto.”
Mas la transformación de la literatura y de la poesía, en particular, se produce ciertamente en la década de los ochenta, con la llamada “Xeración dos Oitenta”, “grupo que engloba a un conjunto de autores que van a ir modificando las estructuras líricas n esa década. En este momento, la literatura comprometida representada por el Socialrealismo va a verse superada por un texto que, desde un exquisito cuidado estético, investiga nuevos temas y busca el diálogo con el lector sin renunciar a un lenguaje poético elaborado. Con todo, el hondo compromiso ético con causas contemporáneas a creador y lectores se deja sentir en las obras de este período.”
Comienzan nuevos espacios, se crean editoriales, e incluso, a manera individual o cooperativa los propios autores publican sus libros, como se dan a conocer en las revistas literarias y con los premios que surgen a manera de estímulo, como el Esquío, Leliadoura, Cidade de Ourense, entre otros. Irrumpen las antologías, como la primera que fue publicada en 1984 (Desde a palabra, doce voces de Luciano Rodríguez) hasta que aparecen los novísimos, que ya no lo son, los que comienzan a publicar sus versos en la década de los 90.
Autores que cultivaban otros géneros, como el ensayo y la narrativa, publican sus poemarios, pero y sobre todo, aparecen los jóvenes con nuevas propuestas en las que cobran protagonismo los vínculos con otras manifestaciones, como el cine, la música y las artes plásticas, desde un discurso más actual, e inmediato, que no excluye tampoco el cultivo de formas y tópicos clásicos de las letras gallegas, obras que reafirman y legitimizan el gallego como idioma nacional y como expresión literaria de altos valores estéticos.
Surge, también, una mayor presencia femenina en la lírica con autoras como Yolanda Castaño, ganadora del premio Bouza Brey con su primer poemario (Elevar as pálpebras) Emma Cruceiro quien gana el Espiral Maior (Humidosas) así como otros nombres como los de Estevo Creus, laureado con el Miguel González Garcés (Areados) y Estíbaliz Espinosa con el Premio Esquío (Pan. Libro de ler e desler), entre los más jóvenes.
Esa generación, la conocida como las de los 90, trae aires de renovación en lo formal y también en cuanto a temáticas, y llegan con la posibilidad de haber recibido la enseñanza en su lengua natal, libres del autodidactismoo al que se vieron obligados los anteriores. El cuestionamiento del imaginario y modelos patriarcales, el protagonsmo del sujeto erótico, y la presencia de la mujer como objeto del discurso y protagonista de la escritura revolucionan la lírica gallega, frente a obsoletos estereotipos en diálogo crítico, y también polémico, con sus referentes literarios, estéticos e históricos.
Sin renunciar a los temas universales del amor/desamor, a la presencia reflexiva de acento existencial, continúan la exploración y la renovación iniciada en los ochenta, más con nuevos matices, en los que asumen, igualmente el sensualismo de manera directa y explícita, y en cuyo lenguaje la mujer se apropia del ego, sin eufemismos, como lo hace, por ejemplo, Yolanda Castaño.
Estos jóvenes poetas incorporan al idioma literario los neologismos, y también la jerga marginal, así como términos de la contemporaneidad, desde la informática a la ciencia, y cuando abordan la angustia humana, lo hace con particular densidad como en el registro poético de Miro Villar. Estos escritores también asumen la defensa del idioma gallego, y buscan en sus raíces, en los clásicos de las letras de Galicia, amén de tomar a la “madre”, a la patria no sólo desde el paisaje y su belleza, sino en la defensa de su naturaleza y del medio ambiente, como lo hace en su lírica Celso Fernández Sanmartín.
Y, dentro de ese diálogo con la tierra, también hay preocupaciones colectivas, desde la imagen simbólica el pueblo, en un mundo referencia que refleja también la preocupación por los conflictos sociales del plantea como la guerra de Irak, el conflicto palestino, el desastre ecológico del petrolero Prestige tan doloroso para Galicia, el antimilitarismo, el consumismo estéril, entre otros.
Esta es también una poética urbana, en la que se manifiestan los recursos de la llamada contracultura y de las culturas alternativas, dando espacio a los recursos de la música moderna, los medios audiovisuales, la cibernética, con un verso directo, en una exploración lingüística que lleva a unos al abandono d las normas métricas y a otros a cultivar las estrofas clásicas, en una pluralidad de estilos. Y, esa búsqueda de la expresión propia, aparecen tendencias como la llamada “poesía del silencio o estética del silencio”, tan cultivada por jóvenes como Rafa Villar, quien publica sus versos en Internet:
También rompen las fronteras canónicas entre los géneros, se usa del diario, de la carta, y del monólogo teatral, así como la poetisa María do Cebreiro conjuga poema y letras con los recursos de la canción infantil. Y en esa creatividad sin fronteras se adentran en los llamados espacios de la poesía visual, de la red de redes, o de la música y de la poesía, presentándose en recitales públicos a la manera del perfomance.
* El 17 de mayo de 1863 se publicaron los Cantares gallegos de Rosalía de Castro precisamente en La Habana y es después que se instauran en España ese mismo día pero del año 1963 el 17 de mayo como el Día de las Letras Gallegas.
Fuente: CUBARTE
Cubarte - Cuba (photo include)
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