Premio de poesía “Viaje del Parnaso” acusado de poco limpio y falto de ética
La falta de credibilidad de los certámenes literarios parece extenderse en el panorama creativo
Publicado el Domingo 28 de octubre de 2007, a las 22:09
Julio Castro - laRepúblicaCultural.es
¿Se ha presentado usted alguna vez a un certamen literario? ¿Hay garantías éticas y legales a la hora de su entrega? De nuevo, la sombra del fraude o de cierta falta de ética planea sobre uno de los mayores premios literarios de nuestro país.
Hay que ver los datos, y también debemos preguntarnos por la capacidad de vigilar y evitar los posibles fraudes, pero, sobre todo, por la verdadera intención de las autoridades competentes en esta materia que podrían convertir los concursos literarios en verdaderas campañas con fines publicitarios a costa del esfuerzo de sus participantes, y de ahí a auténticos juegos de azar amañados y sin “control sanitario”. Los foros de Internet ofrecen un campo de declaraciones abiertas sobre este tema y los fraudes que se denuncian, a veces de forma anónima y otras veces no tan anónima.
Sobre el premio de poesía “Viaje del Parnaso”
Hace apenas unos días se fallaba el premio nacional poesía “Viaje del Parnaso”, un certamen que apenas lleva dos convocatorias realizándose, pero que es uno de los cuatro primeros en cuanto a dotación económica. El premio, de 18.000€, lo organiza la Editorial Visor, y cuenta con el patrocinio económico de la Caja de Castilla-La Mancha y el apadrinamiento del municipio de Valdepeñas.
El premio podría ser una gran plataforma para la difusión de un género que cada vez tiene menos peso en nuestra sociedad debido a la falta de apoyo, de manera que tan solo las ya grandes figuras de la poesía consiguen salir adelante, en tanto que generaciones posteriores no son apenas reconocidas ni reconocibles y, por tanto, no se les permite acceder a un campo que con el desarrollo personal aporta grandes satisfacciones a nuestra cultura.
Como estamos viendo tras su entrega, algo más que la sombra de una duda sobrevuela el resultado del “Viaje del Parnaso”, dado que, por los hechos, por los que afirman participantes y asistentes al fallo del premio y por comentarios en la red previos y posteriores a la entrega, hay serios datos que alimentan la posibilidad de algo que, por otro lado, algunas personas y noticias anteriores, hacen extensible la posibilidad del fraude a otros diversos premios y concursos.
Luz de advertencia sobre el fallo del certamen
El pasado viernes 26 de octubre, interesados desde laRepúblicaCultural.es por el resultado del premio en cuestión, a través de asistentes y finalistas del mismo saltó una seria voz de aviso sobre el fallo de este certamen de poesía. Si bien algunos datos podrían ser fruto de la subjetividad de los asistentes, lo cierto es que otros vienen a resaltar cosas anómalas, junto con algunas cuestiones absolutamente carentes de toda ética entre personas que, siendo grandes figuras de la poesía, podrían haberse prestado a un juego que les permita acaparar todo un campo de premios cuando no se participa en el jurado que los otorga.
Ponerse en contacto con personas que asistieron a la cena y el consiguiente acto de anunciación del premio no era suficiente, ya que en diversas páginas de Internet se hacen observaciones acerca de este tipo de situaciones, incluida la del premio de Valdepeñas. Puede darse el caso de que todo sea correcto en el plano formal, pero no lo parece así en la ética ni en las formas de respeto a los demás participantes. Ni siquiera en el caso del ganador, aunque "tome el dinero y corra", como hacía Woody Allen.
La ética de ser juez y parte en un premio
En este caso (comenzando por el final) nos encontramos con una situación que ya se señalaba al dar la noticia de la entrega del premio: el ganador, Luis Antonio de Villena, fue jurado del mismo en la pasada edición, es decir, la primera para este premio, como también lo es en otros, como el Loewe (otro de los más grandes en dotación). Y lo volverá a ser el año próximo por doble motivo, ya que ahora lo será como premiado y como miembro inicial del jurado (que era estable, al parecer). Pero, además, Felipe Benítez Reyes, que recibió el premio el pasado año de manos del jurado conformado por de Villena y otros, en esta edición figuraba entre los que habrían de decidir el ganador.
Fuese espuria o legítima la decisión del jurado, y fuesen los condicionantes de peso o no para el mismo, lo cierto es que la ética no parece indicar que de Villena debiera haberse presentado al premio. Hasta aquí la cuestión inicial de la ética, pero también un toque de advertencia a las bases de un certamen que en sus bases permite algo así.
La composición del jurado
La cuestión borrosa comienza precisamente con la composición del jurado, en el cual se mezclan figuras de un tamaño como el de Ángel González o Caballero Bonald, con personas que representan a las entidades patrocinadoras del evento, un alguien del Ayuntamiento de Valdepeñas y/o un alguien de la Caja de Castilla-La Mancha, es decir, pesan los méritos literarios igual que el dinero o el patrocinio político.
No obstante, tampoco ha quedado claro en ningún momento cuál fue el jurado que decidió finalmente, si el que figuraba en principio, el que se publicaba después, o el que compareció (y no compareció) en la entrega final. Probablemente esto, sea algo que trasciende ya la falta de ética, ya que deben existir una normas mínimas, y el participante debe saber a qué se atiene y en qué condiciones se toma la decisión final.
Lo cierto es que el jurado inicial que se publicaba por parte de los organizadores debió estar compuesto (al parecer) por Ángel González, Jesús Visor, José Manuel Caballero Bonald, Jesús María Barrajón, Felipe Benítez Reyes y Enrique Jiménez. En principio debía haber un secretario sin voz ni voto, pero luego parece que no es así, ya que el propio Jesús Visor se anuncia como secretario con voz y voto.
No queda nada claro el término sobre quiénes debieron ser y quiénes fuero, pero lo cierto es que, en el momento en que el jurado debiera estar deliberando, uno de los miembros se encontraba en el salón con otros invitados y junto a alguno de los finalistas.
De ninguna manera parece razonable alegar ignorancia, dado que el propio Caballero Bonald declara que, desde que comenzó a leer el texto, supo que se trataba del autor de Villena, y quizá en ese momento, la ética mandaba investigar si, el que había sido miembro del jurado el año anterior, y que lo volverá a ser el siguiente, estaba participando.
Pero se siguió hasta el final, coronando la faena con la entrega a un Luis Antonio de Villena, que declaraba en el acto que él estaba de “invitado”, hasta que se le proclama ganador y, en ese momento, se declara contrario a los premios…
FONTE: laRepúblicaCultural.es - Madrid,Madrid,Spain
¿Se ha presentado usted alguna vez a un certamen literario? ¿Hay garantías éticas y legales a la hora de su entrega? De nuevo, la sombra del fraude o de cierta falta de ética planea sobre uno de los mayores premios literarios de nuestro país.
Hay que ver los datos, y también debemos preguntarnos por la capacidad de vigilar y evitar los posibles fraudes, pero, sobre todo, por la verdadera intención de las autoridades competentes en esta materia que podrían convertir los concursos literarios en verdaderas campañas con fines publicitarios a costa del esfuerzo de sus participantes, y de ahí a auténticos juegos de azar amañados y sin “control sanitario”. Los foros de Internet ofrecen un campo de declaraciones abiertas sobre este tema y los fraudes que se denuncian, a veces de forma anónima y otras veces no tan anónima.
Sobre el premio de poesía “Viaje del Parnaso”
Hace apenas unos días se fallaba el premio nacional poesía “Viaje del Parnaso”, un certamen que apenas lleva dos convocatorias realizándose, pero que es uno de los cuatro primeros en cuanto a dotación económica. El premio, de 18.000€, lo organiza la Editorial Visor, y cuenta con el patrocinio económico de la Caja de Castilla-La Mancha y el apadrinamiento del municipio de Valdepeñas.
El premio podría ser una gran plataforma para la difusión de un género que cada vez tiene menos peso en nuestra sociedad debido a la falta de apoyo, de manera que tan solo las ya grandes figuras de la poesía consiguen salir adelante, en tanto que generaciones posteriores no son apenas reconocidas ni reconocibles y, por tanto, no se les permite acceder a un campo que con el desarrollo personal aporta grandes satisfacciones a nuestra cultura.
Como estamos viendo tras su entrega, algo más que la sombra de una duda sobrevuela el resultado del “Viaje del Parnaso”, dado que, por los hechos, por los que afirman participantes y asistentes al fallo del premio y por comentarios en la red previos y posteriores a la entrega, hay serios datos que alimentan la posibilidad de algo que, por otro lado, algunas personas y noticias anteriores, hacen extensible la posibilidad del fraude a otros diversos premios y concursos.
Luz de advertencia sobre el fallo del certamen
El pasado viernes 26 de octubre, interesados desde laRepúblicaCultural.es por el resultado del premio en cuestión, a través de asistentes y finalistas del mismo saltó una seria voz de aviso sobre el fallo de este certamen de poesía. Si bien algunos datos podrían ser fruto de la subjetividad de los asistentes, lo cierto es que otros vienen a resaltar cosas anómalas, junto con algunas cuestiones absolutamente carentes de toda ética entre personas que, siendo grandes figuras de la poesía, podrían haberse prestado a un juego que les permita acaparar todo un campo de premios cuando no se participa en el jurado que los otorga.
Ponerse en contacto con personas que asistieron a la cena y el consiguiente acto de anunciación del premio no era suficiente, ya que en diversas páginas de Internet se hacen observaciones acerca de este tipo de situaciones, incluida la del premio de Valdepeñas. Puede darse el caso de que todo sea correcto en el plano formal, pero no lo parece así en la ética ni en las formas de respeto a los demás participantes. Ni siquiera en el caso del ganador, aunque "tome el dinero y corra", como hacía Woody Allen.
La ética de ser juez y parte en un premio
En este caso (comenzando por el final) nos encontramos con una situación que ya se señalaba al dar la noticia de la entrega del premio: el ganador, Luis Antonio de Villena, fue jurado del mismo en la pasada edición, es decir, la primera para este premio, como también lo es en otros, como el Loewe (otro de los más grandes en dotación). Y lo volverá a ser el año próximo por doble motivo, ya que ahora lo será como premiado y como miembro inicial del jurado (que era estable, al parecer). Pero, además, Felipe Benítez Reyes, que recibió el premio el pasado año de manos del jurado conformado por de Villena y otros, en esta edición figuraba entre los que habrían de decidir el ganador.
Fuese espuria o legítima la decisión del jurado, y fuesen los condicionantes de peso o no para el mismo, lo cierto es que la ética no parece indicar que de Villena debiera haberse presentado al premio. Hasta aquí la cuestión inicial de la ética, pero también un toque de advertencia a las bases de un certamen que en sus bases permite algo así.
La composición del jurado
La cuestión borrosa comienza precisamente con la composición del jurado, en el cual se mezclan figuras de un tamaño como el de Ángel González o Caballero Bonald, con personas que representan a las entidades patrocinadoras del evento, un alguien del Ayuntamiento de Valdepeñas y/o un alguien de la Caja de Castilla-La Mancha, es decir, pesan los méritos literarios igual que el dinero o el patrocinio político.
No obstante, tampoco ha quedado claro en ningún momento cuál fue el jurado que decidió finalmente, si el que figuraba en principio, el que se publicaba después, o el que compareció (y no compareció) en la entrega final. Probablemente esto, sea algo que trasciende ya la falta de ética, ya que deben existir una normas mínimas, y el participante debe saber a qué se atiene y en qué condiciones se toma la decisión final.
Lo cierto es que el jurado inicial que se publicaba por parte de los organizadores debió estar compuesto (al parecer) por Ángel González, Jesús Visor, José Manuel Caballero Bonald, Jesús María Barrajón, Felipe Benítez Reyes y Enrique Jiménez. En principio debía haber un secretario sin voz ni voto, pero luego parece que no es así, ya que el propio Jesús Visor se anuncia como secretario con voz y voto.
No queda nada claro el término sobre quiénes debieron ser y quiénes fuero, pero lo cierto es que, en el momento en que el jurado debiera estar deliberando, uno de los miembros se encontraba en el salón con otros invitados y junto a alguno de los finalistas.
De ninguna manera parece razonable alegar ignorancia, dado que el propio Caballero Bonald declara que, desde que comenzó a leer el texto, supo que se trataba del autor de Villena, y quizá en ese momento, la ética mandaba investigar si, el que había sido miembro del jurado el año anterior, y que lo volverá a ser el siguiente, estaba participando.
Pero se siguió hasta el final, coronando la faena con la entrega a un Luis Antonio de Villena, que declaraba en el acto que él estaba de “invitado”, hasta que se le proclama ganador y, en ese momento, se declara contrario a los premios…
FONTE: laRepúblicaCultural.es - Madrid,Madrid,Spain
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