WILLIAM NAVARRETE
Especial/El Nuevo Herald
Entre la ciudad chilena de Valparaíso, la cubana de Matanzas y Miami se publica, de forma artesanal (desde el año 2000) y en la internet (desde octubre de 2005) la revista de poesía Arique. Sus directores Raúl Tápanes López (n. 1953), Iván Suárez Merlín (n. 1969) y Angel Antonio Moreno (n. 1949), son tres poetas matanceros que, reunidos en la casa de este último (quien también es pintor), en la ciudad de Matanzas, decidieron fundar una revista de poesía que ofreciera espacio a escritores poco conocidos y cuyo trabajo no encontraba ecos en las publicaciones de la elite oficial cubana.
Arique --cuyo nombre, de origen taíno, significa, tal como lo recoge Esteban Pichardo en su diccionario de cubanismos, ``tira de yagua para atar o asegurar cualquier cosa''--, ha crecido mucho desde entonces y dos de sus fundadores (Tápanes y Moreno) abandonaron la isla para instalarse respectivamente en Valparaíso y Miami. En estas condiciones, la publicación impresa que sale en Cuba, de tirada limitada, es completamente independiente y la manera artesanal con que se fabrica honra el título que lleva.
La revista posee además de la versión digital (que se descarga en http://arique.50webs.com/), secciones de rúbricas fijas que van enriqueciéndose con el tiempo: Poetas de Matanzas, Otros poetas cubanos, Poetas de otras latitudes, Ensayos y artículos, Galería de pinturas, Biblioteca, etc. Para Biblioteca, por ejemplo, Tápanes anuncia que se incrementará el espacio con libros poco conocidos y algunos prohibidos en Cuba. En Galería se puede apreciar la obra de los pintores matanceros Yampier Báez y Juan Arel Ruiz, así como la de la chilena Marlis Schulen y del propio Angel A. Moreno quienes acaban de exponer en una muestra colectiva itinerante en la galería Obini Studio, de la ciudad de Miami, y presentarán otra auspiciada por el diario La Nación en Santiago de Chile.
En su más reciente entrega (No. 24) Arique reúne poemas de ''Plácido'', José Jacinto Milanés, Federico Villoch, Federico Uhrbach, Diwaldo Salom, Ricardo del Monte, Bonifacio Byrne, Aniceto Valdivia (''Conde Kostia'') y Aurelia del Castillo. El número anterior se construye a partir de la antología de poesía cubana que hiciera el poeta español Juan Ramón Jiménez, en 1937, durante su estancia en Cuba; y ofrece además poemas de los escritores cubanos exilados en París, Nivaria Tejera y José Triana, así como Frank Padrón y Amarilis Terga Oliva, desde Cuba. El No. 22 ofrece el muy documentado ensayo del santiaguero Reinaldo Cedeño, José Martí: entre Carmen y María, sobre la impronta de estas dos mujeres en la vida del apóstol. También poemas de cubanos dispersos por el mundo: Pedro Alberto Assef (en Carolina del Norte), Irene de Gelabert (en Pontevedra, España), Emilio Mozo (en Massachussetts), Ismael Sambra (en Canadá) y Conchita Cambeiro (también en España).
Curiosamente, esta ubicuidad de autores cubanos a lo largo y ancho del orbe obliga, quiérase o no, a una dimensión internacional de vastas proporciones a cualquier proyecto de tema cubano que, como Arique incluya colaboraciones desde la diáspora o el exilio. Y aunque no se desee ''soltar el arique'' (expresión criolla para referirse a quien permanece apegado a la tierra) el éxodo alarmante de gran parte de la población cubana hacia todas las latitudes hace que una publicación originalmente local como ésta se convierta en el mejor ejemplo de cosmopolitismo. Tampoco excluye a autores hispanoamericanos que han encontrado merecido refugio en sus bien cuidadas páginas.
Arique --que no lo es tanto--, comenzó este año a incluir una Separata titulada Verso a Verso, dedicado a la obra poética de un autor o a una temática específica (como fue el caso del ejemplar dedicado a poetas suicidas). Todo este cúmulo de información e innegable esfuerzo, toda esta labor que en ocasiones parece ingrata, y la dedicación con que los autores preparan cada número, no es más que la prueba del infinito amor y respeto que sienten por la poesía. Por eso, aunque ''arique'' sea palabra que remite a regionalismo, creo que la revista y los autores que aquí presento cabalgan a rienda suelta por el mundo, endulzando con versos y aliviando con poesía, maleficios, circunstancias y pesadillas. •
FONTE: El Nuevo Herald - Miami,FL,USA
Arique --cuyo nombre, de origen taíno, significa, tal como lo recoge Esteban Pichardo en su diccionario de cubanismos, ``tira de yagua para atar o asegurar cualquier cosa''--, ha crecido mucho desde entonces y dos de sus fundadores (Tápanes y Moreno) abandonaron la isla para instalarse respectivamente en Valparaíso y Miami. En estas condiciones, la publicación impresa que sale en Cuba, de tirada limitada, es completamente independiente y la manera artesanal con que se fabrica honra el título que lleva.
La revista posee además de la versión digital (que se descarga en http://arique.50webs.com/), secciones de rúbricas fijas que van enriqueciéndose con el tiempo: Poetas de Matanzas, Otros poetas cubanos, Poetas de otras latitudes, Ensayos y artículos, Galería de pinturas, Biblioteca, etc. Para Biblioteca, por ejemplo, Tápanes anuncia que se incrementará el espacio con libros poco conocidos y algunos prohibidos en Cuba. En Galería se puede apreciar la obra de los pintores matanceros Yampier Báez y Juan Arel Ruiz, así como la de la chilena Marlis Schulen y del propio Angel A. Moreno quienes acaban de exponer en una muestra colectiva itinerante en la galería Obini Studio, de la ciudad de Miami, y presentarán otra auspiciada por el diario La Nación en Santiago de Chile.
En su más reciente entrega (No. 24) Arique reúne poemas de ''Plácido'', José Jacinto Milanés, Federico Villoch, Federico Uhrbach, Diwaldo Salom, Ricardo del Monte, Bonifacio Byrne, Aniceto Valdivia (''Conde Kostia'') y Aurelia del Castillo. El número anterior se construye a partir de la antología de poesía cubana que hiciera el poeta español Juan Ramón Jiménez, en 1937, durante su estancia en Cuba; y ofrece además poemas de los escritores cubanos exilados en París, Nivaria Tejera y José Triana, así como Frank Padrón y Amarilis Terga Oliva, desde Cuba. El No. 22 ofrece el muy documentado ensayo del santiaguero Reinaldo Cedeño, José Martí: entre Carmen y María, sobre la impronta de estas dos mujeres en la vida del apóstol. También poemas de cubanos dispersos por el mundo: Pedro Alberto Assef (en Carolina del Norte), Irene de Gelabert (en Pontevedra, España), Emilio Mozo (en Massachussetts), Ismael Sambra (en Canadá) y Conchita Cambeiro (también en España).
Curiosamente, esta ubicuidad de autores cubanos a lo largo y ancho del orbe obliga, quiérase o no, a una dimensión internacional de vastas proporciones a cualquier proyecto de tema cubano que, como Arique incluya colaboraciones desde la diáspora o el exilio. Y aunque no se desee ''soltar el arique'' (expresión criolla para referirse a quien permanece apegado a la tierra) el éxodo alarmante de gran parte de la población cubana hacia todas las latitudes hace que una publicación originalmente local como ésta se convierta en el mejor ejemplo de cosmopolitismo. Tampoco excluye a autores hispanoamericanos que han encontrado merecido refugio en sus bien cuidadas páginas.
Arique --que no lo es tanto--, comenzó este año a incluir una Separata titulada Verso a Verso, dedicado a la obra poética de un autor o a una temática específica (como fue el caso del ejemplar dedicado a poetas suicidas). Todo este cúmulo de información e innegable esfuerzo, toda esta labor que en ocasiones parece ingrata, y la dedicación con que los autores preparan cada número, no es más que la prueba del infinito amor y respeto que sienten por la poesía. Por eso, aunque ''arique'' sea palabra que remite a regionalismo, creo que la revista y los autores que aquí presento cabalgan a rienda suelta por el mundo, endulzando con versos y aliviando con poesía, maleficios, circunstancias y pesadillas. •
FONTE: El Nuevo Herald - Miami,FL,USA
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