sábado, abril 25, 2009

Poesía desinhibida


CRÍTICA: LIBROS - Poesía
Poesía desinhibida
ÁNGEL PRIETO DE PAULA 25/04/2009

Poesía. Por alguna razón difícil de entender, ciertos premios literarios habilitan una sección para poetas jóvenes, como si los jurados palmearan paternalistamente al escritor incipiente mientras le instan a esperar a que llegue su turno generacional. Así el Loewe. Sin apelar al socorrido Rimbaud, ¿qué habría pasado si hubiera concurrido al mismo el Claudio Rodríguez de Don de la ebriedad, o el Pere Gimferrer de Arde el mar? Misterios insondables: ni el omnipotente puede hacer que haya ocurrido lo que no ha tenido lugar. El premio mayor de esta edición ha sido para la hispanouruguaya Cristina Peri Rossi (Montevideo, 1941), que añade un nuevo libro a su Poesía reunida (Lumen, 2005). El confesionalismo de Playstation no cede ante el anonimato de quien se parapeta tras un seudónimo por exigencia de las bases del concurso (ni tiene por qué hacerlo, si es que forma parte de su sistema poético); pero tampoco rinde tributo a las exigencias de la lírica, por más que algunos entiendan la poesía como un género que cuestiona su identidad y solicita habitar fuera de su propio recinto. La jaleada pregunta de Bécquer ("¿Qué es poesía?...") nunca ha sido tan pertinente como ahora.

El libro de Peri Rossi es una secuencia de estampas autobiográficas verosímiles (la autora sabrá si también son verdaderas) a cuyo través el lector conoce al sujeto que nos habla de sí: una mujer madura, amante de otras mujeres, perdida en la turbamulta urbana, escritora carente de la vocación o el oficio requeridos para conquistar el mercado... Desplegados en una serie de enunciaciones narrativas, los poemas se presentan sin apenas puntuación y con escasos conectores que aten el discurso, lo que los convierte en una yuxtaposición de azarosos avatares existenciales: "Cuando habían pasado cinco horas yo todavía no había escrito / una sola línea / así que me puse a escribir este poema / Llamé a los de la editorial / y les dije creo que para lo único que sirve / la lectura / es para escribir poemas / no puedo decirles más que eso". Cuento, y no canto, el libro es un relato desinhibido de un yo macerado por los sucesos anodinos de su existencia: un atropello, una noche de hospital, sueños de un erotismo incestuoso, la PlayStation como icono de la ausencia de aventura, las miserias de la vida socioliteraria. No hay en los poemas más ritmo que el constituido por la sarta de nonadas enjaretadas por algunas letanías formularias. La voz es siempre la de la autora, para quien la literatura parece haberse recluido en el desván de lo inservible: "Me llaman de una editorial / y me piden que escriba / cinco folios sobre la necesidad de la lectura // No pagan muy bien / ¿Quién podría pagar por un tema así?". Migajas de las migajas, la escritura queda como "un residuo, / un excremento de la vida".

FONTE: El País (España) - Madrid,Spain
FOTO in Tierra de Genistas

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