quarta-feira, abril 08, 2009

Charles Baudelaire, padre de la poesía moderna


Cultura Sociedad
07-04-2009 08:33


Charles Baudelaire, padre de la poesía moderna

El 9 de abril de 1821, se cumplirá otro aniversario el jueves próximo, nació en París Charles Baudelaire, considerado como el padre de la poesía moderna.

Su padre, Joseph François, era un sacerdote que había colgado los hábitos. Hombre de amplia cultura, fue preceptor, profesor de dibujo, pintor y jefe del despacho de la cámara de los Pares.

Fue quien le enseñó las primeras letras. Cuando nació Charles tenía más de sesenta años y otro hijo de su primer matrimonio llamado Claude Alphonse.

Su madre, Caroline Archimbaut-Dufays, no había cumplido los treinta años al nacer el poeta. Hija de emigrados franceses a Londres durante la revolución del 93, enseñó inglés a su hijo.Fue criado por Mariette, sirvienta de la familia, a la que evoca en el poema "A la sirvienta de gran corazón que te daba celos" de “Las flores del mal”, obra capital de la que se ha dicho que es la Divina Comedia, pero sin el cielo.

Cuando tenía seis años murió el padre dejando una discreta herencia. Su viuda cambió de domicilio y a los veinte meses de enviudar, contrajo matrimonio con el comandante Jacques Aupick, vecino suyo, de cuarenta años, un oficial que llegará a ser general comandante de la plaza fuerte de París.

Este nuevo matrimonio de su madre producirá un profundo impacto emocional en Baudelaire, que lo vivió como un abandono, manifestando siempre aversión por este padrastro con el que nunca llegó a tener buenas relaciones.

En el colegio Louis-le-Grand leyó a Sainte-Bauve, a Chenier y a Musset, a quien criticará mucho más tarde.

Sus calaveradas horrorizaban a su familia burguesa, especialmente al probo militar que era Aupick. A pesar de que su padrastro le apoyaba, rechazó entrar en la carrera diplomática.

Quería ser escritor; pero su conducta desordenada movió a sus padres a distanciarle de los ambientes bohemios de París.

Lo enviaron a Burdeos para que embarque en el paquebote Mares del Sur, al mando del comandante Sauer, en una travesía que había de llevarle a Calcuta y durar dieciocho meses. Viajò con comerciantes y oficiales. El joven Baudelaire adoptó actitudes provocativas e impertinentes; se sintió aislado y sólo habló para expresar su deseo de regresar a París.

En 1842, nuevamente en París, entabló amistad con Thèophile Gautier y Thèodor de Banville. Al alcanzar la mayoría de edad, percibió la herencia paterna de 75.000 francos y se independizó. Abandonó el piso familiar, instalándose en un pequeño apartamento.Volvió al ambiente de los bajos mundos.

Las mujeres que llenaron este periodo de su vida son pequeñas aventureras y prostitutas, como Jeanne Duval, una actriz mulata que representaba un papel muy secundario en un vodevil del teatro Partenon.

A pesar de la vulgaridad, de frecuentes desavenencias y de las infidelidades de la mulata, Baudelaire volvió siempre a ella y durante toda su vida estuvo ligado a esta insignificante mujer.

Sus mejores poemas son fruto de estos oscuros amores, que aparecen en los poemas "Perfume exótico", "La cabellera", "Te adoro igual que a la bóveda nocturna", "Meterías al universo entero en tu callejuela", "Sed non satiata", "Con sus ropas ondulantes y nacaradas", "La serpiente que danza", "El vampiro", "Remordimiento póstumo", "El gato", "Duellum", "El balcón", "Un fantasma", "Te doy estos versos para que si mi nombre" y "Canción de primeras horas de la tarde". Probablemente inspiró también al poeta los poemas "El bello navío", "La invitación al viaje" y "La Beatriz".

Durante la revolución de 1848 Baudelaire fue visto en las barricadas y tratando de agitar al pueblo.

Aunque escribió con 23 años sus poemas de Las Flores del Mal, título que el editor le impuso en lugar de Los limbos, que era el original, se publicaron en junio de 1857. Cuanto escribió hasta su muerte no sobrepaso este trabajo, son sólo complementos de su obra.

Sufría trastornos nerviosos y dolores musculares. Se ahogaba, sufría crisis gástricas y una sífilis contraía diez años antes reapareció. Para combatir el dolor, fumaba opio, tomaba éter, sustancia mucho más tóxica que el alcohol. Sufrió el primer ataque cerebral. Físicamente, se convirtió en una ruina. Recurría a cápsulas de éter para combatir el asma y al opio para los fuertes cólicos.

Ante su precaria salud, pasó cortas estancias en Honfleur con su madre y en Alençon con su amigo y escritor Poulet-Malassis.

Su próximo trabajo "Paraísos artificiales", escrito en 1860, es un relato de las experiencias personales del poeta con drogas como el opio.

En 1866 sufrió un ataque de parálisis general que lo dejó casi mudo. Su madre viajó a Bruselas y de regreso a París internó a su hijo moribundo en un hospital. La enfermedad se agravó rápidamente y su vida no fue ya más que una lenta agonía que se prolongó durante un año. Paralizado, mudo y medio imbécil, sobrevivió varios meses hasta que el 31 de agosto de 1867 murió tristemente a los 46 años, en brazos de su madre.

Fue enterrado en el cementerio de Montparnase, junto a la tumba de su padrastro, a quien siempre odió. Póstumamente, en 1868, se publicaron sus "Pequeños poemas en prosa".

Baudelaire, un “poeta maldito”, sufrió en vida y posteriormente hasta ahora una obstinada crítica destructiva de sus adversarios, que entre otras cosas le inventaron historias absurdas y terribles.

Sin dudas cayó en extravagancias y finalmente murió en una especie de autoaniquilación, pero fue un verdadero descubridor de continentes inexplorados, lo que explica su pervivencia cuando sus críticos y otros poetas contemporáneos son ya casi fantasmas.

Me odian porque soy menos ignorante que el resto de los hombres”, dijo con modestia anticipándose a la leyenda “satánica” que se creó en torno de su fama, a pesar de que no más de cuatro poemas de Las Flores del mal son propiamente satánicos.

Como prueba de la desviación de las críticas que se le dirigieron en este sentido, se suelo poner su reacción compasiva ante el espectáculo de un hombre pobre con sus hijos hambrientos en un café donde Baudelaire y su amada compartían vasos de café “más grandes que su sed”.

Hay que aclarar que esta compasión no era sólo ética sino también estética. En su poema “La voz”, rechaza por un viaje más allá de lo conocido y de lo posible (au delà du posible, au delà du connu) un pastel enorme junto con un apetito adecuado a su tamaño.

Baudelaire inauguró la modernidad en poesía porque lanzó en un medio parisino hecho a historias de fantasmas e incursiones en lo desconocido, a un horror puramente exterior, otro horror mucho más inquietante: el de la complejidad interior, los abismos de la propia mente concebida como un terreno del que no era posible escapar.

Víctor Hugo lo definió con precisión en una carta en que lo felicitaba por Las Flores del Mal: “Usted dota al cielo del arte de no se sabe qué rayo macabro; usted crea un escalofrío nuevo”.

A diferencia de los antiguos, que por muchos conflictos que atravesaran siempre lo hacían como individuos de una pieza, Baudelaire se presenta como un hombre dividido, en lucha contra sí mismo. Siempre es él su propio héroe, no toca problemas sociales ni colectivos sino en la medida en que puede ponerlos en relación con sus propios conflictos.

Baudelaire cambió totalmente el tema de la poesía al abordarla desde un punto de vista nuevo, pero no rompió sus convenciones formales. No despreciaba el pasado, usaba con frecuencia imágenes tomadas de sus lecturas clásicas; algunos de sus versos son formalmente perfectos, como los de Racine. Pero el distanciamiento interior es claro siempre y en él radica su modernidad.


Los gatos

Los amantes fervientes y los sabios austeros

en su madurez aman los gatos de raza;

los gatos, fuertes, suaves, orgullos de la casa,

como ellos sedentarios y como ellos frioleros.

Amigos de la ciencia y el deleite a la vez,

al horror y al silencio de las tinieblas fieles,

los tomara el Erebo por fúnebres corceles

si doblegarse el yugo pudiera su altivez.

Al meditar adoptan las nobles actitudes

de las esfinges que en solitarias latitudes

en ensueños sin fin se adormecen tranquilas.

Mágicas chispas brotan de sus ancas fecundas,

y partículas de oro, como arenas profundas,

estrellan vagamente sus místicas pupilas.

FONTE: AIM Digital - parana,Argentina -

http://www.aimdigital.com.ar/

IMAGEM: http://upload.wikimedia.org/

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