terça-feira, março 25, 2008

¿Su vida por una medalla?


¿Su vida por una medalla?

25 Marzo 2008
Actualizado: 01:19 AM hora de Cd. Juárez
Alejandro Peña

Agencia Reforma Guadalajara— Una niña introvertida, que promediaba calificaciones de 8 en la Escuela de Atletas del Code y que vivía presionada para mantenerse por debajo de los 44 kilos de peso para poder competir en el judo... esa era Fernanda Viridiana Ramírez Escoto.

Ella perdió la vida el viernes 7 de marzo, apenas a los 14 años, cuando súbitamente se desvaneció en su casa en la Colonia La Coronilla, en Zapopan, preparando su maleta porque al mediodía viajaría con la Selección Jalisco al Regional de Morelia.

Ese día, su padre Rafael Ramírez salió temprano de la casa para trabajar como albañil; su madre, Paula Escoto, alrededor de las 9:00 horas, hizo lo mismo porque labora como empleada doméstica, dejando sola en su casa a Fernanda con su hermano Rafael, de 9 años.

Cerca de las 10:30 horas, la judoka cayó al suelo ante la mirada de su hermano pequeño, quien salió de la casa corriendo para pedir ayuda a las vecinas.

Ya para cuando llegaron los servicios médicos, nada se pudo hacer. La judoka, dos veces medallista de bronce en la Olimpiada Nacional, había fallecido.

“Quizá no la cuidamos bien”, se lamentó su padre Rafael, con la voz quebrada, a las afueras de su casa, en donde sobresale un gran moño negro colgado en la puerta de entrada.

En realidad ellos ya no estaban a cargo de los cuidados de la atleta; Fernanda vivía desde hace 8 meses de lunes a sábado en el Code; ahí comía, entrenaba dos veces diarias bajo las órdenes de Rodrigo Hernández Vivanco y estudiaba el segundo año de secundaria en la Escuela de Atletas.

Los atletas de deportes como el judo y las pesas, que compiten en categorías por kilos, constantemente son sometidos a controles de peso que los llevan a regímenes peligrosos para la salud.

El resultado de la necropsia indicó que la causa fue una “severa pancreatitis coadyuvada por sangrado de tubo digestivo”, sin embargo, aún faltan por conocerse los resultados microscópicos para determinar las causas que provocaron estos padecimientos.

Un problema común en el judoUn estudio internacional de Felipe Sánchez Llanes, Máster en Alto Rendimiento Deportivo del Comité Olímpico Español y judoka, advierte de los riegos por las rápidas pérdidas de peso en el judo y sus factores de riesgo.

“Es muy frecuente en el judo observar cómo los deportistas bajan unos cuantos kilos los días previos a la competición con la finalidad de competir en una categoría inferior a la de su peso habitual. Este tipo de conductas puede tener negativos efectos en el rendimiento, así como numerosos riesgos para la salud, más acentuados aún cuando los judokas son niños o adolescentes”, asegura el experto, en el documento.

Fernanda llevaba desde hace varios años llevando este ritmo de vida, combinando su pelea contra la báscula con la de sus enemigas.

Sánchez Llanes enumera entre los efectos negativos en la salud de estos vaivenes en el peso: arritmias, alteraciones hormonales, reducción de la función inmune, impedimento del desarrollo y crecimiento normal y la pancreatitis.

Sin control médico

Por increíble que parezca, Jalisco, el estado ocho veces campeón de la Olimpiada Nacional, no tiene un departamento médico integral que atienda y evalúe la salud de sus atletas. Lo tenía, pero dejó de funcionar como tal en el 2001.

Lo más parecido que tiene el Code es el Centro de Recuperación de atletas, el cual no dirige un doctor, sino un licenciado en cultura física y deportes, Domingo Cisneros García, y que atiende sólo lesiones menores.

El doctor José Luis García, con más de 20 años de experiencia en medicina deportiva, dirigió de 1998 al 2001 el centro médico integral que se encargó de los atletas jaliscienses, antes de que el director general del Code, Carlos Andrade Garín, decidiera transformarlo en un centro de rehabilitación.

Irónicamente, Nuevo León, el estado que siempre ha tratado de desbancar a Jalisco del primer lugar de la Olimpiada Nacional, copió hace años el modelo jalisciense y ellos sí tienen su centro médico integral.

El mismo García explica que la mala alimentación y las descompensaciones que las personas sufren en su peso son causas que pueden provocar la pancreatitis.

“Cuando alguien no tiene una alimentación adecuada ocurre una descompensación de los mecanismos metabólicos y esto origina una acidosis por la falta de nutrientes y glucosa. Algunos órganos se sobrecargan, como en el páncreas, y con la acidosis viene un paro respiratorio por la ausencia de ese suministro de energía y otros importantes elementos que debe tener un deportista”, explicó.

Abusos de entrenadores

Sin embargo, hay algo más que estrictos control de peso en el Code con lo que los judokas tienen que lidiar.

Miguel Bravo, actual representante legal de la Asociación de Judo, aseguró que hace cuatro años sacó a sus hijos de la Selección Jalisco del Code por el maltrato físico y mental al que eran sometidos por los entrenadores Rodrigo Hernández y Alfonso Cárdenas.

“Era demasiada la presión que les ejercían para mantener su peso. Los cubrían de plásticos, los ponían a correr y luego los metían debajo de un tapete de hule para deshidratarse y que dieran el peso”, dijo.

Los jóvenes que ahí entrenan, que van de los 12 a los 18 años, son sometidos también a presión sicológica para mantenerse en su peso, muchas veces está por debajo de los estándares recomendados.

Si no lo dan, no competirán y les retiran el apoyo.

Como la mayoría de los seleccionados jaliscienses viven en el albergue del Code, sin supervisión médica adecuada, los sacrificios extremos se han convertido en prácticas habituales.

“Yo una vez de las 8 de la noche a las 7 de la mañana bajé un kilo 800 (gramos) sin mucho esfuerzo, es fácil bajar”, explicó una judoka jalisciense, de 15 años, quien pide el anonimato.

¿Pero cómo le hiciste para bajar tanto en la noche?

“Fácil, al acabar de entrenar nos pesaron como diario y tenía 2 kilos 200 (gramos) de más, entonces fui a mi cuarto, me puse plásticos, hules y mis pants, me puse a correr como media hora. No cené ni tomé agua porque eso engorda y me dormí con muchas cobijas como si estuviera en un sauna”, aseguró.

Fernanda había sufrido en los últimos meses para dar su peso; en el 2006, compitió en la Olimpiada Nacional en los 42 kilos; en el 2007, lo hizo en la división de los 44.

En el 2008, a pesar de su crecimiento normal de los 13 a 14 años, la hacían competir en los mismos 44 kilos.

El 24 de febrero se coronó campeona en el Torneo Nacional de Aguascalientes en los 44, con una superioridad manifiesta en la mayoría de sus combates. Cuando subió al podio, su mirada no era de alegría sino de tristeza.

ésta sería su última competencia.

Mandando señales

Fernanda llevaba semanas comiendo mal. Tenía los ojos hundidos, pero no dejaba de entrenar ni de preocuparse por mantenerse por abajo de los 44 kilos. Nadie en el Code pudo prever que Fernanda se dirigía a su muerte, a pesar de que su cuerpo había mandado señales.

“En los últimos días estaba comiendo mal y se veía un poco demacrada”, reveló Sara Palafox, encargada de alimentos de la Escuela de Atletas del Code.

También sus maestros de clases se percataron; Fernanda desarrolló una afinidad con su maestra Leonarda Hernández, quien intentaba aliviar los frecuentes dolores de cabeza de la judoka con masajes.

“Constantemente se quejaba de dolor de cabeza, de dolor de estómago”, dijo Griselda Casillas, quien fue su maestra en primero de secundaria. “A su maestra Leo le tenía más confianza, ella la recostaba y le sobaba su cabeza, y para ella era como su medicina”.

Preocupación maternalA mediados de febrero, la madre de Fernanda, preocupada porque notaba que su hija no se alimentaba debidamente y tenía los ojos hundidos, habló personalmente con su entrenador, el cubano Rodrigo Hernández Vivanco.

“No se preocupe, déjemelo todo a mí, yo me hago cargo”, le respondió.

La siguiente vez que se volvieron a ver las caras fue la noche del 7 de marzo, a las afueras del Servicio Médico Forense, en donde la señora Ramírez esperaba ya el cuerpo de su hija.

“¡¡¡Vea, vea!!!, ¿en dónde está ahora mi hija? usted dijo que se encargaría de ella”, le recriminó llorando y con gritos al profesor.

“Por favor no me diga nada, me siento muy mal”, le respondió Hernández Vivanco.

Nada comparado con el dolor que sentían los padres.

El Code lo calla

El Code ha mantenido un vergonzoso silencio sobre el caso de Fernanda. Ni un comunicado oficial donde se lamente su muerte o se anuncie algún homenaje.Fue hasta tres días después del del fallecimiento de la atleta cuando Andrade Garín, el director general, cuestionado por la prensa, habló del tema.

“A mí me tocó estar en su velorio y ver cómo sus compañeros estaban llorando, me llena de orgullo que estaba en su caja con su uniforme de Jalisco y eso demuestra cómo amaba la Selección, es una pena muy grande”, expresó Andrade Garín.

La desinformación reina entre los atletas. Algunos de los jóvenes tienen la versión de que a Fernanda la “atropellaron”.

“Eso no pasó en el Code, no podemos informar de algo que pasó en su casa, eso le corresponde a su familia hacerlo”, explicó Graciela Alonso, jefa del Departamento de Comunicación Social.

Desafortunadamente el caso de Fernanda no es único ni aislado.

FONTE*: Diario Digital Juárez - Ciudad Juárez,Chihuahua,Mexico
* without original photo.

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