quarta-feira, março 26, 2008

Falleció Matilde Espinosa de Pérez, faro de la poesía nacional colombiana


Una luchadora incansable

Escrito por director
domingo, 23 marzo 2008
Falleció Matilde Espinosa de Pérez, faro de la poesía nacional colombiana

Era una de las escritoras más reconocidas de Colombia. Su última publicación ¿Uno de tantos días?, la presentó el año pasado a sus 97 años.Escribió 14 libros de poesía. Su obra estaba cargada de alto contenido social e indignación por la condición humana y el sufrimiento inútil.

E.T.C/23-3-08

Con un estilo literario contemporáneo se inició en la poesía en 1955 con la obra 'Los ríos han crecido'. Se destacan Por todos los silencios, Afuera las estrellas, Pasa el viento, El mundo es una calle larga, Memoria del viento, Estación desconocida, Los héroes perdidos, Señales de sombra, La tierra oscura y La sombra en el muro. En sus escritos abogaba por los desprotegidos y hacía un retrato literario de la violencia individual y colectiva de Colombia. Su estilo estaba distanciando del lirismo tradicional de la poesía femenina.Durante 50 años de oficio literario, sus poemas parecían escritos por una persona más joven que ella. Recibió varios reconocimientos por su trabajo. La última condecoración fue en el Encuentro de Mujeres Escritoras en el 2006. También fue condecorada por la Casa de la Poesía José Asunción Silva.Matilde Espinosa era la viuda del tratadista de derecho penal, Luis Carlos Pérez. Fue una de la primeras mujeres activistas del partido comunista colombiano.
A los 16 años celebró su primer matrimonio con el pintor payanés Efraín Martínez Zambrano y se fue a vivir a esa ciudad, donde nacieron sus dos hijos Manolo y Fernando, ya fallecidos.
Fue la musa del artista para 27 óleos y docenas de dibujos. Nacida en la población caucana de Toez, hablaba y leía francés y estudió a fondo los clásicos de la literatura universal. Vivió en Popayán, Cali y en los últimos 70 años en Bogotá.
Su casa en los cerros del barrio El Castillo era un refugio para tertulia literaria de escritores como León de Greiff, Enrique Uribe White, Carlos López Narváez, Nicolás Guillén y Mario Rivero. Jóvenes universitarios iban a su casa para escuchar sus poemas o presentarle sus obras que ella comentaba y corregía.
Impresionaba la riqueza de su vocabulario, el tono de su voz y una prodigiosa memoria que le permitía recordar páginas enteras de escritores franceses, alemanes o ingleses y poemas de Manuel Hernández, Pablo Neruda, García Lorca y en especial de la obra Heraldos Negros de César Vallejo y de otros poetas con altas dosis de contenido social y humano en sus composiciones como Aurelio Arturo y Porfirio Barba Jacob.
Fue entrevistada por varias revistas literarias, publicaba en el suplemento literario de EL TIEMPO y apareció en programas de la televisión colombiana, entre ellos Yo José Gabriel donde llegó como sorpresa en una entrevista a su nieto, el periodista y promotor de artistas Fernán Martínez Mahecha.
"No me gusta morirme" repetía a sus visitas, aunque sobrevivió por 12 años a una operación de cinco válvulas en el corazón y una implantación posterior de marcapasos, lo que no le impidió escribir cada día en su máquina Olivetti que la acompañó durante 50 años.

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