Sibelis Veranes Morell: síndrome dorado en Sydney
Jorge Alfonso
Colaborador Rebelde
24 de Julio de 2008, 11:45 a.m.
La Habana, Cuba.- Cuando Ronaldo Veitía llevó desde el camerino hasta el tatami a la santiaguera Sibelis Veranes Morell, para discutir el título olímpico de la división de los 70 kilogramos con la británica Kate Howey, estaba convencido de que su pupila era capaz de derrotarla por cualquier vía.
A pesar de que la seguridad la compartían ambos, minutos antes las instrucciones finales fueron bien precisas en el camerino: “Si quieres conseguir la victoria debes cumplir al pie de la letra la estrategia trazada”.
La muchacha, nacida el 5 de febrero de 1974, llevaba alrededor de 10 años relacionadas con las actividades del judo, luego de un incierto comienzo en la academia Hiroshima de su natal Santiago de Cuba. Según confesó al redactor, la influencia deportiva familiar influyó de manera decisiva para dedicarse a alguna disciplina y la que más le gustó fue judo.
En los vaticinios precompetitivos, sus entrenadores siempre le orientaron que podía aspirar a la medalla de oro, aunque todo dependía de cuánto pudiera hacer frente a la coreana Min-Sun Cho, titular de la anterior cita en Atlanta, Estados Unidos (1996), y la alemana Ivonne Wansart.
El debut ante la germana Wansart quedaba planteado como el primer obstáculo en los planes de colectivo técnico, pero al vencerla por ippon respiró satisfecha y encaminó los pasos hacia posteriores empeños.
A continuación venció de manera inobjetable a la estadounidense Sandra Bacher, bronce en los Juegos Deportivos Panamericanos de Winnipeg, Canadá (1999) y si queremos aplicar aquello de "a la tercera va la vencida", en el siguiente combate rivalizó contra Min-Sun Cho.
Los especialistas apuntaron que se trataba de una final anticipada y así fue.
Durante los primeros minutos del pleito, ambas contendientes buscaron un marcaje decisivo por cualquier técnica y tal ventaja correspondió a Sibelis con una koka que no dejó el más mínimo margen de dudas.
Entonces, la cubana vivió el más feliz de los momentos en su carrera dentro de los tatamis, pues en justa lid ganó el derecho de discutir el metal dorado ante la británica Kate Howey.
Sibelis trabajó con efectividad en el ataque, mientras la adversaria buscaba a capa y espada sacarla de sus casillas. Mediante impecable técnica de control consiguió wazari a escasos segundos de concluir las acciones y brindó la posibilidad Cuba de ganar el segundo título (2-2-0) para finalizar delante de China (2-1-1) y Japón (1-1-2).
La actuación de Sibelis Veranes pasó a la historia de los certámenes del judo olímpico como algo inolvidable. Un merecido premio a quien la superación y la constancia ayudaron a poner en sitial más elevado la enseña patria.
Ella y Ana Fidelia Quirot aparecen registradas en la historia del deporte cubano como las dos únicas santiagueras titulares olímpicas. Glorias conquistadas con humildad y calidad en los distintos escenarios que las vieron brillar.
La Habana, Cuba.- Cuando Ronaldo Veitía llevó desde el camerino hasta el tatami a la santiaguera Sibelis Veranes Morell, para discutir el título olímpico de la división de los 70 kilogramos con la británica Kate Howey, estaba convencido de que su pupila era capaz de derrotarla por cualquier vía.
A pesar de que la seguridad la compartían ambos, minutos antes las instrucciones finales fueron bien precisas en el camerino: “Si quieres conseguir la victoria debes cumplir al pie de la letra la estrategia trazada”.
La muchacha, nacida el 5 de febrero de 1974, llevaba alrededor de 10 años relacionadas con las actividades del judo, luego de un incierto comienzo en la academia Hiroshima de su natal Santiago de Cuba. Según confesó al redactor, la influencia deportiva familiar influyó de manera decisiva para dedicarse a alguna disciplina y la que más le gustó fue judo.
En los vaticinios precompetitivos, sus entrenadores siempre le orientaron que podía aspirar a la medalla de oro, aunque todo dependía de cuánto pudiera hacer frente a la coreana Min-Sun Cho, titular de la anterior cita en Atlanta, Estados Unidos (1996), y la alemana Ivonne Wansart.
El debut ante la germana Wansart quedaba planteado como el primer obstáculo en los planes de colectivo técnico, pero al vencerla por ippon respiró satisfecha y encaminó los pasos hacia posteriores empeños.
A continuación venció de manera inobjetable a la estadounidense Sandra Bacher, bronce en los Juegos Deportivos Panamericanos de Winnipeg, Canadá (1999) y si queremos aplicar aquello de "a la tercera va la vencida", en el siguiente combate rivalizó contra Min-Sun Cho.
Los especialistas apuntaron que se trataba de una final anticipada y así fue.
Durante los primeros minutos del pleito, ambas contendientes buscaron un marcaje decisivo por cualquier técnica y tal ventaja correspondió a Sibelis con una koka que no dejó el más mínimo margen de dudas.
Entonces, la cubana vivió el más feliz de los momentos en su carrera dentro de los tatamis, pues en justa lid ganó el derecho de discutir el metal dorado ante la británica Kate Howey.
Sibelis trabajó con efectividad en el ataque, mientras la adversaria buscaba a capa y espada sacarla de sus casillas. Mediante impecable técnica de control consiguió wazari a escasos segundos de concluir las acciones y brindó la posibilidad Cuba de ganar el segundo título (2-2-0) para finalizar delante de China (2-1-1) y Japón (1-1-2).
La actuación de Sibelis Veranes pasó a la historia de los certámenes del judo olímpico como algo inolvidable. Un merecido premio a quien la superación y la constancia ayudaron a poner en sitial más elevado la enseña patria.
Ella y Ana Fidelia Quirot aparecen registradas en la historia del deporte cubano como las dos únicas santiagueras titulares olímpicas. Glorias conquistadas con humildad y calidad en los distintos escenarios que las vieron brillar.
FONTE (photo include): Radio Rebelde - Cuba
Nenhum comentário:
Postar um comentário