Un momento del festival. pedro pascual / zureda press
Las llaves del futuro
Oviedo, Marco RODRÍGUEZ
Un nuevo espectáculo. Así se puede definir lo que se pudo ver y vivir el pasado domingo en el Palacio de los Deportes de Oviedo. Los más de 1.000 niños que participaron en la exhibición y que llenaron la cancha de la instalación ovetense disfrutaron e hicieron disfrutar a las más de 2.000 personas que los siguieron desde la grada, en su mayoría padres, amigos y familiares. La octava edición del Festival infantil de judo, organizada por la Federación Asturiana de Judo y bajo la batuta por primera vez de José Ramón Díaz Maseda, cumplió todas las expectativas e hizo bueno su eslogan, «Creciendo con el judo». Se pudo ver evolucionar a niños de todas las edades. Los más veteranos de esta edición fueron los más jóvenes en la primera, pero la ilusión sigue intacta por el protagonismo que acaparan y por los regalos que los esperan al final de su trabajo, donados por los patrocinadores, Cajastur y Masymas. Los autobuses con los jóvenes judocas comenzaron a llegar a las diez de la mañana y una hora más tarde ni el enorme frío imperante impidió que todos estuvieran listos sobre el tatami. El ya clásico desfile, acompañado por la banda sonora de la película «Carros de fuego», provocó innumerables escenas de ternura y satisfacción. De repente aparecieron un millar de deportistas divididos en dos grupos, pertenecientes a las escuelas deportivas de Oviedo, Fozaneldi, Judo Joven, Asunción Bibio, Colegio Santo Domingo, Lugones, Siero, Villaviciosa, Takeda, Verano, Once, Judo Noreña, La Fresneda, Vallobín, La Corredoria, Gandoy, Llanera, Ying Yang, Nava, El Berrón, Oviedo Sport, Inmaculada Gijón, Sotrondio, San Martín del Rey Aurelio, Rivalsan, Inmaculada Oviedo, Avilés, Judo Sport y Judo Lena. Tras el saludo hacia ambas gradas, acompañado de una estruendosa ovación, comenzó un largo calentamiento dirigido por Ángela Alonso y Mauri Gallego, con el objetivo de evitar lesiones. A continuación llegaron las exhibiciones de judo pie y judo suelo. Tras ellas, todos se sentaron y fue el momento elegido para realizarle un reconocimiento al maestro Shu Taira, que dejaba recientemente el judo en activo tras cuatro décadas de docencia en Asturias, y que dará nombre al festival desde esta edición. Patricia Díaz y Manuel Vázquez, bicampeones de Asturias de nague-no-kata infantil, leyeron lo siguiente antes de desarrollar su exhibición: «Maestro Shu Taira, hace más de 40 años plantó usted una semilla que desde entonces no ha dejado de crecer. Ahora se ha convertido en un frondoso árbol. Bajo una de sus ramas estamos nosotros. Sirva esta exhibición como muestra de que el árbol seguirá creciendo y nosotros, repartiendo su semilla. Gracias, maestro Shu Taira». Fue la primera de una serie de exhibiciones, que continuaron con los campeones de Europa Carlos de Cima y José Joaquín Suárez. El saludo final y el desfile de despedida, con la mencionada entrega de regalos, a la que se unieron representantes del Ayuntamiento de Oviedo y de la Dirección General de Deportes, puso punto final a una mañana de emociones fuertes, donde por encima de todo se demostró que el judo asturiano tiene más de 1.000 razones para creer, que está más vivo que nunca.
Un nuevo espectáculo. Así se puede definir lo que se pudo ver y vivir el pasado domingo en el Palacio de los Deportes de Oviedo. Los más de 1.000 niños que participaron en la exhibición y que llenaron la cancha de la instalación ovetense disfrutaron e hicieron disfrutar a las más de 2.000 personas que los siguieron desde la grada, en su mayoría padres, amigos y familiares. La octava edición del Festival infantil de judo, organizada por la Federación Asturiana de Judo y bajo la batuta por primera vez de José Ramón Díaz Maseda, cumplió todas las expectativas e hizo bueno su eslogan, «Creciendo con el judo». Se pudo ver evolucionar a niños de todas las edades. Los más veteranos de esta edición fueron los más jóvenes en la primera, pero la ilusión sigue intacta por el protagonismo que acaparan y por los regalos que los esperan al final de su trabajo, donados por los patrocinadores, Cajastur y Masymas. Los autobuses con los jóvenes judocas comenzaron a llegar a las diez de la mañana y una hora más tarde ni el enorme frío imperante impidió que todos estuvieran listos sobre el tatami. El ya clásico desfile, acompañado por la banda sonora de la película «Carros de fuego», provocó innumerables escenas de ternura y satisfacción. De repente aparecieron un millar de deportistas divididos en dos grupos, pertenecientes a las escuelas deportivas de Oviedo, Fozaneldi, Judo Joven, Asunción Bibio, Colegio Santo Domingo, Lugones, Siero, Villaviciosa, Takeda, Verano, Once, Judo Noreña, La Fresneda, Vallobín, La Corredoria, Gandoy, Llanera, Ying Yang, Nava, El Berrón, Oviedo Sport, Inmaculada Gijón, Sotrondio, San Martín del Rey Aurelio, Rivalsan, Inmaculada Oviedo, Avilés, Judo Sport y Judo Lena. Tras el saludo hacia ambas gradas, acompañado de una estruendosa ovación, comenzó un largo calentamiento dirigido por Ángela Alonso y Mauri Gallego, con el objetivo de evitar lesiones. A continuación llegaron las exhibiciones de judo pie y judo suelo. Tras ellas, todos se sentaron y fue el momento elegido para realizarle un reconocimiento al maestro Shu Taira, que dejaba recientemente el judo en activo tras cuatro décadas de docencia en Asturias, y que dará nombre al festival desde esta edición. Patricia Díaz y Manuel Vázquez, bicampeones de Asturias de nague-no-kata infantil, leyeron lo siguiente antes de desarrollar su exhibición: «Maestro Shu Taira, hace más de 40 años plantó usted una semilla que desde entonces no ha dejado de crecer. Ahora se ha convertido en un frondoso árbol. Bajo una de sus ramas estamos nosotros. Sirva esta exhibición como muestra de que el árbol seguirá creciendo y nosotros, repartiendo su semilla. Gracias, maestro Shu Taira». Fue la primera de una serie de exhibiciones, que continuaron con los campeones de Europa Carlos de Cima y José Joaquín Suárez. El saludo final y el desfile de despedida, con la mencionada entrega de regalos, a la que se unieron representantes del Ayuntamiento de Oviedo y de la Dirección General de Deportes, puso punto final a una mañana de emociones fuertes, donde por encima de todo se demostró que el judo asturiano tiene más de 1.000 razones para creer, que está más vivo que nunca.
FONTE (photo include): La Nueva España - Asturias,Spain
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